sábado, 18 de enero de 2025

El chico que llegó de las estrellas

Una campanada lejana anunció las dos y media de la madrugada, reverso de un día largo y cansado: la indiferencia de otro sábado más de invierno se había retirado para dar paso un temblor de nieve dominical. El agotamiento me quebraba las extremidades. Pude dormir por fin… hasta que tú me despertaste. No había tiempo para llevar en volandas a tu hermano a casa de los abuelos, envuelto en dos gruesas mantas que protegieran su sueño del aliento helado de la madrugada. Subimos al coche, yo sentada de lado, vadeando las acometidas del un ciclón de vida que me revolvía las entrañas. Nuestro antiguo Mégane era un cohete que arrastraba jirones de niebla. No nos daba tiempo a sentir el frío. A medio camino empezó a llover, a ventear…, en un momento nos vimos atravesando un cinturón de asteroides…pero una mano invisible, esa que siempre nos acompaña, nos bendice y nos cura, nos elevó sobre el asfalto como una tierna alfombra voladora y nos depositó quedamente a las puertas de nuestro destino…

…que poco a poco, a su ritmo, se empezó a materializar. Blancura espesa, algún adorno navideño fuera ya de lugar, cosas que ocurren en estos casos y que, bueno…, para qué te voy a contar. Yo solo hablaba y entendía nuestro idioma, el único que me interesaba escuchar. Te sentía como nunca, te aproximabas, estabas a punto de aterrizar. 

Y así ocurrió, a las diez y cincuenta y ocho de la mañana. Temblabas en mis brazos, temblabas y y te apreté mucho sobre mi pecho, bien arropado con una manta, para que dejaras de temblar…

Así que me he divertido mucho esta noche cuando te he visto abrazar con tantas ganas tu bota de agua, mullida y calentita. Estaba tan cansada que no recordaba si fue antes o después de la cascada de chistes con la que amenizas los momentos más anodinos del día, o de la batería de preguntas con la que me acribillas cuando menos me lo espero (hoy me has sorprendido con una interesante argumentación sobre la importancia de una buena comprensión lectora). Te confieso que hay momentos en los que me recuerdas a mí de pequeña pero cada vez más a menudo pienso que no hay comparación. Yo nací de la tierra; tú viniste de las estrellas. 

Y así como yo estoy atada a lo firme y la guía de mis pasos son los latidos del subsuelo, tú has nacido para volar y no necesitas nada para proyectarte hacia arriba. Te llaman los genios, te reclaman los que brillaron, te reivindican los que dejaron su huella en la Tierra, pero por suerte, gozamos de tu compañía los humildes, los que vivimos, leímos y aprendimos para construirte una escalera hacia lo más alto. No lo has tenido nada fácil en estos primeros diez escalones, pero sobre cada uno de ellos te has elevado con una estela de méritos inapelables: tu sencillez, tu humildad, tu curiosidad incansable, tu respeto por todos los que te rodean, TU BRILLO. 

Recuerdo cuando me pediste un póster de David Bowie para decorar tu habitación. Después de dedicar una tarde entera a revisar todo lo inventado y por inventar en materia gráfica, te decidiste por Alladin sane con los ojos cerrados. Te volviste loco el día en que lo recibiste y rápidamente lo pusiste a presidir tu cama. Tú y yo sabemos la verdad. No tiene los ojos cerrados: está mirando hacia abajo; te contempla como al fruto dulce y brillante que le brotaría entre las manos si su cuerpo fuera el tronco de un árbol; se asombra ante las chispas de ingenio que hacen saltar por los aires los juguetes que guardas en tu habitación, te susurra al oído cada vez que duermes palabras llenas de significados nuevos que luego compartimos y desmadejamos en nuestras lecturas compartidas, en las anécdotas musicales que comentamos, en las tonterías de las que nos reímos, en el sol que cada día amanece en tus ojos y que no sabes cuánto, A TODOS, nos ilumina. 

Por eso y por mucho más, hasta Bowie supo que tenía que escribir esta canción, porque estaba decretado que un día como hoy, hace diez años, tenía que venir al mundo el chico que bajó de las estrellas. 

Nota: Si bien sé que la letra no es precisamente inocente y que existen otras interpretaciones de lo que quiso expresar Bowie a través de ella, siempre es el público el que hace grandes las canciones, convirtiéndolas en parte de la banda sonora de su vida…

…Y he aquí que a mí esta canción me transmite un delicado y cálido sentimiento de alegría. Es un amanecer, un sol asomando por la ventana. Es el obstinado rayo de luz que atravesó el cielo gris hormigón de aquella mañana de enero cuando por fin te tuve entre mis brazos. No sé por qué pensé en cómo serías el día en que cumplieras diez años. Tal vez intuí que ese día, a esas horas, estaría buscando la mejor manera de expresarte a través de la palabra escrita, el único reino del que me siento una sierva privilegiada, un feliz, muy feliz, décimo cumpleaños. 

Dedicado con todo mi amor a mi hijo Álvaro.




5 comentarios:

Anónimo dijo...

Que bonito.. 🎂🎈Feliz cumple para Álvaro.

Rubi dijo...

Feliz cumpleaños para Álvaro.
Me recuerda muchísimo a ti Laura.
Es un niño muy despierto y con una alta inquietud por muchas cosas pero una destreza muy característica hacia las letras.
Tu quizás no te acuerdedes de ti cuando eras bien pequeña pero yo si, me acuerdo como nos dejabas a todos cada vez que hablabas o nos explicabas algo.
Así mismo es Álvaro.
Os deseo un día muy divertido feliz Cumpleaños Álvaro.
Estoy deacuerdo con tu mamá eres un niño maravilloso con mucha luz..te queremos muchísimo

Anónimo dijo...

Madre mía q bonito es leerte. ..💞🫂

Anónimo dijo...

Q bonito es leerte 🫂💞

Anónimo dijo...

Así es es ,estoy de acuerdo con mi hermana 🥰feliz cumpleaños precioso 😍